26/5/10


Cristo como Ideal

  • La persona de Cristo es de una riqueza inagotable, por ello, Palestra utiliza en su espiritualidad, tres aspectos que no son independientes entre sí:

    • Cristo Camino: Por su presencia y su palabra es la Revelación de la verdad total; en El se nos descubre todo lo que necesitamos en nuestra búsqueda de sentido: sentido de la vida y de la muerte, de la lucha, del triunfo y del fracaso, de nuestras relaciones con Dios, con los hombres y con el mundo.

    • Cristo Verdad: Toda su la fuerza para llegar a ser conformes a Cristo brota de El mismo y es el Espíritu que vive en El, y que derrama en nosotros su vida, sobre todo (aunque no únicamente) por los Sacramentos y la Oración: “Mi vivir es Cristo” decía el Apóstol con aquel convencimiento de las palabras del Señor: “Sin mí nada podéis hacer.”

    • Cristo Vida: La vida de Cristo es la plenitud de la vida. Es encarnación y plenitud de todos los valores. Es modelo para ser imitado, no tanto en la materialidad de sus gestos históricos cuanto en su actitud de perfecta adhesión a la voluntad del Padre, su perfecta entrega a los hombres a quienes hace hermanos; todo esto hecho patente no sólo en su paso por la tierra, por sobre todo en su Pascua.

  • La misión salvadora de Cristo no está totalmente concluida; continúa hoy y somos llamados a cooperar con El en su obra:

    • Cristo debe ser engendrado en cada hombre y cada hombre engendrado en Cristo, haciendo propias las actitudes vitales del Señor, iluminado por su verdad y vivificado por la fuerzo de su Espíritu; hecho Hombre Nuevo.

    • Toda la comunidad humana debe ser igualmente gestada y dada a luz en Cristo, reunida, de la misma forma reconciliada en El por la adopción comunitaria de sus actitudes, iluminada por su verdad y vivificada por la fuerza de su Espíritu hecha humanidad Nueva.

    • Finalmente toda la creación debe ser recreada en Cristo: liberada de la esclavitud en que yace por culpa del pecado humano, reorientada según el Plan del Padre para el bien de cada hombre y de todos los hombres; “leída como Epifanía”, consagrada a Dios como ofrenda pura; hecha una Nueva Creación.

  • Por este ideal asumido en plenitud, bien vale la pena jugarlo todo (Cfr. 1° Cor. 9, 24-ss; 2| Cor. 12, 15), afrontar los dolores de parto (Cfr. Gal. 4, 19) para que el Hombre Nuevo, nazca en el mundo. (Cfr. Col. 3, 10)

Fragmento extraido del Docimento de Identidad del Movimiento Católico Palestra