Cristo como Ideal
-
La persona de Cristo es de una riqueza inagotable, por ello, Palestra utiliza en su espiritualidad, tres aspectos que no son independientes entre sí:
-
Cristo Camino: Por su presencia y su palabra es la Revelación de la verdad total; en El se nos descubre todo lo que necesitamos en nuestra búsqueda de sentido: sentido de la vida y de la muerte, de la lucha, del triunfo y del fracaso, de nuestras relaciones con Dios, con los hombres y con el mundo.
-
Cristo Verdad: Toda su la fuerza para llegar a ser conformes a Cristo brota de El mismo y es el Espíritu que vive en El, y que derrama en nosotros su vida, sobre todo (aunque no únicamente) por los Sacramentos y la Oración: “Mi vivir es Cristo” decía el Apóstol con aquel convencimiento de las palabras del Señor: “Sin mí nada podéis hacer.”
-
Cristo Vida: La vida de Cristo es la plenitud de la vida. Es encarnación y plenitud de todos los valores. Es modelo para ser imitado, no tanto en la materialidad de sus gestos históricos cuanto en su actitud de perfecta adhesión a la voluntad del Padre, su perfecta entrega a los hombres a quienes hace hermanos; todo esto hecho patente no sólo en su paso por la tierra, por sobre todo en su Pascua.
-
-
La misión salvadora de Cristo no está totalmente concluida; continúa hoy y somos llamados a cooperar con El en su obra:
-
Cristo debe ser engendrado en cada hombre y cada hombre engendrado en Cristo, haciendo propias las actitudes vitales del Señor, iluminado por su verdad y vivificado por la fuerzo de su Espíritu; hecho Hombre Nuevo.
-
Toda la comunidad humana debe ser igualmente gestada y dada a luz en Cristo, reunida, de la misma forma reconciliada en El por la adopción comunitaria de sus actitudes, iluminada por su verdad y vivificada por la fuerza de su Espíritu hecha humanidad Nueva.
-
Finalmente toda la creación debe ser recreada en Cristo: liberada de la esclavitud en que yace por culpa del pecado humano, reorientada según el Plan del Padre para el bien de cada hombre y de todos los hombres; “leída como Epifanía”, consagrada a Dios como ofrenda pura; hecha una Nueva Creación.
-
-
Por este ideal asumido en plenitud, bien vale la pena jugarlo todo (Cfr. 1° Cor. 9, 24-ss; 2| Cor. 12, 15), afrontar los dolores de parto (Cfr. Gal. 4, 19) para que el Hombre Nuevo, nazca en el mundo. (Cfr. Col. 3, 10)